Es cierto, este espacio es el sitio tranquilo,
aunque lo haya desbordado de apreciaciones
de mal gusto, asquerosas, sin sentido, tan fieles
a lo cotidiano, tan reales, que repugnan.
Lamento haberles embaucado, yo misma,
una ingenua sin antecedentes ni reparo,
confié y di el cuerpo al proyecto entero
y aprendí que la libertad no es tranquila.
Persiguen el sueño nombres de pila,
no ve la luz del sol el cilicio,
cantidades excesivas de sacrificio
antes de probar cualquier otra literatura.
Viejos dioses, nuevos templos,
no falta símbolo en las casas crediticias
ni en comercios ni micro empresas,
como si en la calle no se leyera.
Se habla de tapas digitales,
de resiliencia en la nueva era,
es comestible la audiencia,
¡pero afuera hay ollas populares!
Dónde está ese asiento que me espera
con más paciencia que yo,
al empezar en mi cabeza una quimera,
brillan las telarañas del salón.